La salud mental y la participación social están estrechamente relacionadas en nuestro día a día, sea en nuestras labores más comunes, como en aquellas que están relacionadas con nuestro trabajo, con el barrio, en la educación, las relaciones personales y las actividades recreativas.
La participación social se refiere a la interacción de una persona con su medio, particularmente en la toma de decisiones respecto al manejo de los recursos y las acciones que tienen impacto en el desarrollo de sus comunidades.
Una buena salud mental tiene directa relación con la participación social efectiva. Una persona con buena salud mental se sentirá más motivada y capaz de participar en actividades sociales y recreativas, también esta mejorará la calidad de las relaciones personales promoviendo un sentido de pertenencia y conexión con los demás. La OMS ha destacado la importancia de la salud mental y la participación social en su informe “Salud mental: fortalecer nuestra respuesta” (2018) informe en que resalta cómo la participación social contribuye a la promoción de la salud mental y el bienestar.
Por otro lado, los problemas de salud mental generan impacto negativo en la participación social ya que problemas de salud mental -depresión, ansiedad, trastornos del estado de ánimo, entre otros- presentan mayores probabilidades de tener dificultades para relacionarse con los demás, participar en actividades sociales y mantener empleo o estudios. Los problemas de salud mental propenden al aislamiento social, la soledad y la exclusión, lo que a su vez empeorará la salud mental.
Es destacable que la participación social tiene un efecto positivo en la salud mental, la interacción con otras personas, el apoyo social y la sensación de pertenencia mejoran el bienestar emocional y reducen el riesgo de desarrollar problemas de salud mental. La exploración sobre la efectiva importancia de la participación social en la promoción de la salud mental lo destaca la acreditada psicóloga comunitaria venezolana Mariza Montero (1994) quien señala que participar en actividades sociales también proporciona el aumento de la autoestima y otorga oportunidades para el crecimiento personal y el desarrollo de habilidades.
Referencias
Montero, M. (1994). Psicología social comunitaria (Vol. 10). Guadalajara: Universidad de Guadalajara.
Organización Mundial de la Salud. (2018). Salud mental: fortalecer nuestra respuesta.
Hervás. A., (2011). La participación comunitaria en Salud y el Trabajo Social Sanitario. Documentos de Trabajo Social: Revista de trabajo y acción social, (50), 146-186.
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